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El contenido de esta página le pertenece a Mayra B. Esparza Medina y no puede ser usado sin los créditos correspondientes.
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ADVERTENCIA: RECOMENDADA PARA MAYORES DE 18 O PERSONAS DE AMPLIO CRITERIO
Era un viernes por la tarde cuando David fue a visitar a su mejor amigo Adrián.
Adrián hace unas horas había llegado de la facultad, —estudiante de medicina de segundo año— se había tomado una ducha y su cuerpo desprendía un olor a canela.
David al entrar al departamento fue invadido por el abrumador olor a mirra del incienso encendido en el centro de la mesa del comedor, el cual Adrián encendía cuando requería relajarse.
Adrián lo recibió con un fuerte apretón de manos, acto que ocasionó que las piernas de David se aflojasen un poco.
Ambos chicos tomaron asiento delante el televisor, Adrián acomodó su bermuda al colocar su pierna sobre el mueble en posición cómoda. David no pudo evitar observar como los músculos del castaño traspasaban la tela de su camiseta y su miembro se marcaba en la ceñida bermuda que éste portaba; repentinamente un olor a café invadió sus sentidos, era el perfume de Adrián quien se había acercado a él para tomar el control remoto que se encontraba a su costado.
Afuera se escuchaba el ajetreo de la ciudad, los carros desesperados por llegar a su destino rápidamente, la música del vecino a todo volumen, aquella canción que de un momento a otro David se encontró tarareando.
Las luces naturales del atardecer se filtraban por las ventanas, las cortinas se movían al ritmo acompasado del viento, Adrián en algún momento sin que David se percatase apagó las luces y la habitación solo se iluminaba por la claridad del exterior.
El pelinegro —David— apreciaba cada uno de los movimientos y palabras de Adrián, sus ojos se posaron una y otra vez en los muslos de éste, subió la mirada hacia el abdomen, pecho, cuello hasta aterrizar en la profundidad nocturna de los ojos de él.
Adrián sintió la mirada escudriñadora por parte del pelinegro, sonrió de medio lado y le miró fijamente.
David advirtió que sus intenciones estaban siendo percibidas, regresó la mirada al televisor tratando de escapar de esa mirada provocativa que Adrián le estaba colocando en esos momentos.
Adrián relamió sus labios —estás aburrido, ¿eh?— apagó el televisor y acercó su cuerpo un poco a David, el pelinegro miró perplejo a su mejor amigo, las luces anteriormente naturales habían sido reemplazadas por las artificiales graduadas del comedor.
— ¿Cómo?, en lo absoluto— David desvió la mirada y trato de levantarse del sofá en vano ya que Adrián le había tomado del brazo para evitar que huyese.
El contacto de los dedos de Adrián alrededor de su brazo izquierdo, la presión de estos sobre su piel hizo que David se sintiese totalmente indefenso y su excitación aumentase un grado.
—Hace bastante tiempo que no estamos a solas, había olvidado la última vez que me viniste a visitar— Adrián le dijo aún sin soltarle, aumentó la presión en el brazo de éste, lo conocía de hace años, sabía cuál era ese secreto que tan celosamente guardaba.
— la facultad te come bastante el tiempo, ya sabes, es complicado cuando estás a unos meses de graduarte — Respondió David desviando la mirada, aquella mirada tan posesiva, lujuriosa le lanzaba destellos de electricidad a su cuerpo; Adrián siempre había sido el chico perfecto para él, poseía todas las características tanto físicas como psicológicas para tener una relación enserio y plantearse una vida futura, pero creyó fervientemente durante más de 4 años que Adrián no bateaba para ese lado, le había visto estar con muchas chicas, aunque las relaciones con ellas duraban a lo máximo 2 semanas — hecho que le parecía algo extraño— pero a pesar de su estrecha amistad nunca se le pasó por la mente preguntarle el motivo del constante cambio de novia.
— Esa no es excusa suficiente— susurró Adrián al oído de David, éste no se percató en que momento adrián se le había acercado tanto, su cuerpo se estremeció al sentir el cálido aliento del castaño, se relamió los labios, posiblemente Adrián no era tan heterosexual como él había creído.
Adrián soltó el brazo de David y regresó a su posición normal en el sofá, notó que el pelinegro le miraba extrañado, había hecho eso para comprobar una teoría, la cual el resultado le había parecido favorable —David era igualmente gay y se moría por tener sexo con él—, se levantó del sofá y caminó hacia el comedor, cerró las ventanas evitando que el frío de la tarde se colase por ésta.
Las luces seguían encendidas en el comedor, David miró fijamente a su amigo de pie cerca de la ventana, el olor a café se había disipado transformándose en una tenue fragancia a canela — el perfume tal vez— esparcido por la casa.
— ¿Deseas algo de comer?— preguntó Adrián apoyando el codo derecho en la barra de la cocina que daba hacía el comedor descansando la mejilla en su mano.
David meditó la pregunta, parecía una invitación a algo más que sólo comer, su cuerpo quería seguir con aquel jugueteo pero su mente temía el resultado de aquello —solo una aventura—, no quería perder tantos años de amistad con Adrián.
Adrián notó la indecisión de David en el rostro de éste, era evidente, David le miraba con el ceño fruncido; suspiró y se acercó a él.
— Deja de pensar tanto David — dicho esto Adrián le tomo de la mano fuertemente y le hizo levantarse, el movimiento permitió que el cuerpo de ambos se encontrasen.
El olor a canela se intensificó al juntarse sus cuerpos, ahora David estaba seguro de que dicho olor no provenía de un cosmético, más bien, provenía del cuerpo de Adrián.
David levantó la mirada —era unos centímetros más bajo que Adrián— y notó que lo que hacía y decía Adrián iba enserio, no era una de esas bromas que le gastaban sus compañeros cuando les confesó que gustaba de chicos, eso que tenía delante suyo era una directa y clara invitación a pasar de la línea de amistad.
Adrián hizo que las manos de David se colocasen en su trasero, el pelinegro estaba siendo bastante obediente en esos momentos, eso le agradaba en sobremanera.
David se tensó al sentir sus propias manos en los bien torneados glúteos de su amigo, las apretó sintiendo la fuerza de los músculos en éstas, al parecer Adrián se ejercitaba lo suficiente; Adrián tomo el mentón del pelinegro con su mano derecha y le hizo levantar el rostro.
— No entiendo como alguien tan caliente como tú puede seguir soltero— dicho esto se inclinó para lamer la comisura de sus labios, David apartando su consciencia y tomando el rostro de su amigo juntó sus labios en un beso al principio cálido, delicado, suave que se fue tornando más y más apasionado.
La lengua de Adrián exigió entrada a la boca de David, rozó con la lengua de éste, mordió sus labios varias veces haciendo que David sangrase, en vez de que la pasión se mermase con dicho salvajismo, aumentó y lo pudo sentir en el cuerpo del pelinegro, sus caderas empujaban hacia el cuerpo de Adrián y el claro bulto en sus pantalones rozaba con el suyo propio.
Adrián apartó a David empujándolo haciéndolo caer en el sofá, David le miraba sonriente.
— Al parecer te gusta rudo— comentó Adrián acomodando su propia cabellera, David desvió la mirada y un apenas visible sonrojo se asomó por sus mejillas.
— Ven nene, te haré gritar de placer, te daré duro y fuerte— tomó la mano de David le jaló consigo hacia la habitación, David se dejó guiar sin resistencia alguna.
La canción de la vecina se había vuelto a encender y ahora tocaba una melodía que a David se le antojaba de muy mal gusto pero lo suficientemente ruidosa para cubrir los ruidos que se pudiesen filtrar por las paredes.
Adrián le empujó hacia la cama y se subió encima suyo sin dejarle tiempo a David de que su consciencia tratase de traicionarle.
La habitación era completamente diferente al resto de la casa, Adrián siempre había sido demasiado quisquilloso en cuanto a la decoración de ella, un espejo cubría media pared desde el techo hasta el suelo, ése era el guardarropa, la cama — queen size— vestida por un conjunto de sábanas de lino color rojo con patrones esféricos irregulares dorados, una ventana cubría la otra pared, la cual poseía unas cortinas doradas con los mismo patrones que la cama sólo que estos de color rojo.
El cuarto desprendía un olor a sándalo con una pizca de mirra —había incienso encendido en una esquina apartada de la habitación—, en la cabecera de la cama colgaba un cuadro de la banda favorita de Adrián, el suelo de mármol blanco le daba una amplitud al lugar como si se tratase de otro departamento aparte.
Adrián encendió el aire acondicionado y depositó el control en el buró que se encontraba a la izquierda de la cama.
David le miró fijamente desde su posición, a esas alturas ocultar su deseo hacia él sería una completa y total estupidez, Adrián acercó su rostro al cuello de David inhalando su esencia e impregnándose de ella, desde hace algunas semanas su olfato había captado cierta esencia emanando de su amigo cada que le tenía cerca ocasionando que su parte baja reaccionase.
David cerró los ojos y rodeo con sus piernas las caderas de Adrián, a pesar de los pantalones de mezclilla que portaba, aún podía moverse con cierta libertad. Adrián recorrió con su lengua desde la mandíbula hasta el cuello de David, el pelinegro aferró sus piernas al cuerpo de él.
— Es molesta tanta ropa, ¿no crees?— dijo Adrián quitando las piernas de David de alrededor de su cadera. David asistió con la cabeza, en esos momentos su boca no parecía obedecerle y las palabras no salían.
Adrián se deshizo de su propia camisa tirándola al suelo, David sintió que su excitación crecía aún más en sus pantalones presionando la tela haciéndole sentir cierta molestia totalmente agradable.
Acercó su boca al pecho de David y desabotonó la camisa con sus dientes rozando de vez en cuando la piel de éste.
David se estremeció al sentir los dientes sobre su piel, deseaba más de esa sensación; el castaño se deshizo de la camisa de David dejando al descubierto su morena piel, sonrió y miró a los ojos al chico debajo de él.
— ¿Quiere el niño que lo castigue?—preguntó deslizando su dedo índice de la mano derecha desde el cuello de David hasta el ombligo de éste.
David se sintió descubierto, su mejor amigo sabía de aquel secreto que creyó haber guardado tan profundamente en sí, trató de levantarse para huir y evitar que se siguiese dejando llevar pero Adrián se lo impidió aprisionando sus labios mientras su mano se deslizaba por su cadera en dirección a sus pantalones.
El incienso se había terminado hace algunos minutos por lo que la habitación solo desprendía el olor de los dos jóvenes en la cama.
Adrián desabrochó los pantalones de David y llevó su mano hacia el miembro palpitante de éste cerrándose con cierta fuerza alrededor de éste.
David soltó un gemido al sentir el contacto de la mano del castaño sobre su virilidad, Adrián sonrió complacido, había logrado una reacción diferente de parte del médico pelinegro.
Mientras jugaba con la lengua de David, mordiéndola ligeramente, chupándola, rozándola logró quitarle por completo los pantalones dejándolo sólo con el bóxer y su erección casi visible debajo de éstos.
— Esto…no es correcto— dijo David cuando logro separarse de la boca de Adrián, su respiración se había tornado agitada por lo que hablar le era un poco complicado en esos momentos.
— Nada es correcto a la vez que todo lo es, todo ésta en el cristal con que mires— el castaño bajo con un camino de besos hasta el pecho del moreno, tomó uno de los pezones de éste con sus dientes aprisionándolo con éstos.
David dejó salir otro gemido, su erección clamaba por ser liberada de la prisión de los boxers, el líquido pre-eyaculatorio se marcaba en la tela, Adrián deslizó fuera los boxers del moreno dejando así que su miembro se irguiese a su totalidad, se asombró del tamaño de éste, era aún más grande y grueso de lo que había esperado e imaginado.
David rodeo con sus piernas nuevamente la cadera de Adrián, mientras que sus brazos se deslizaron por la espalda de éste sintiendo cada uno de los marcados, pero no excesivos, músculos.
Adrián notó la necesidad de David por ser tomado en ese instante, pensó tomarse más tiempo para prepararle pero al parecer el pelinegro no necesitaba de muchos juegos previos.
— ¿Quieres que te lo de nene?— preguntó Adrián pegando sus caderas a las de David, rozando sus virilidades, él aún no se había deshecho de su bermuda, sentía que por el momento no hacía falta eso pero su erección se notaba a leguas.
— Sí, rápido, quiero sentir esa dura vara dentro de mí, quiero que me destroces— exigió David soltando el agarre de sus piernas de la cadera de Adrián.
Adrián soltó una carcajada inclinó su torso hasta que sus rostros quedaron cerca.
— Si así lo quieres, así lo tendrás— dicho esto se levantó de encima de él y le indicó que se colocase en cuatro patas.
David obedeció y se colocó en posición, Adrián inclinó su cuerpo hacia el de David.
— Chupa— le ordenó Adrián al oído llevando el dedo índice a la boca de éste, David tomo el dedo como si de una deliciosa paleta se tratase, lamiendo y chupando mientras sus caderas se movían de un lado al otro haciendo que la erección de su amigo frotase con su abertura.
— Eres impaciente ¿eh?— Adrián sacó su dedo de la boca de David y lo llevo a la abertura de este y sin previo aviso lo introdujo en ella. David soltó un sonoro gemido al sentir la repentina invasión, su pulso se aceleró aún más, esos movimientos lentos por un momento y bruscos repentinamente le volvieron loco.
El castaño movió su dedo dentro del ano de David aflojando los músculos, a pesar de saber las practicas que su acompañante apreciaba, no deseaba ser tan brusco y animal como la mayoría de chicos que practicaban dichas actividades.
Besó la espalda del moreno, lamió desde el lóbulo hasta donde su cuerpo le permitió debido a la posición poco flexible.
Sacó su dedo cuando sintió que los músculos se habían aflojado considerablemente.
— ¡No más!, ¡quiero tu grueso y enorme pene dentro mío!— exclamó David empujando sus caderas hacia atrás haciendo que su trasero pegase con el miembro de Adrián.
— vaya que si eres impaciente, que se le puede hacer—murmuró Adrián quitándose la bermuda exponiendo su erecto, firme y circuncidado pene.
— niño malo, no seas exigente— dijo Adrián con voz autoritaria dándole un manotazo al glúteo izquierdo de David, éste gimió al sentir el golpe, la fuerza no había sido excesiva, pero había sido lo suficientemente buena para hacerle sentir bien.
Adrián tomo las caderas de David y le empaló firme y de un solo golpe haciendo que David se apoyase en sus antebrazos ya que el placer de sentir el grueso y duro pene de su amigo dentro de sí le hizo quedarse sin fuerzas.
Después de notar que Adrián se había acostumbrado a la intrusión continúo moviendo sus caderas de atrás hacia adelante, a la cuarta embestida logró llegar al punto que hizo que David gimiese aún más alto y empujase su cadera hacia atrás en busca de mayor placer.
— Se siente tan bien en tu interior— comentó Adrián embistiendo cada vez más fuerte y rápido, un gemido salió de su propia garganta al sentir como sus bolas comenzaban a llenarse y como el orgasmo se aproximaba, pero no quería terminar ahí, no aún.
Salió del cuerpo del moreno con un quejido de respuesta de parte de éste y le ordenó colocarse boca arriba.
Adrián lo embistió nuevamente y llevo una de sus manos al pene del moreno masturbándole, moviendo su mano de arriba abajo rápidamente, con su dedo índice rozo la hendidura de la uretra, David mordió su labio inferior mientras jugaba con sus propios pezones apretándolo duro con ayuda de sus dedos índice y pulgar.
El castaño dejo de torturar el pene de su amigo para llevar ambas manos alrededor del cuello de éste, podía sentir como el orgasmo estaba aún más cerca que minutos atrás.
David se sorprendió al sentir las manos de Adrián alrededor de su cuerpo pero no sintió miedo en lo absoluto, una oleada de placer le recorrió el cuerpo cuando el castaño hizo presión en su garganta, empujó más su cadera hacia el pene de Adrián embalándose más fuerte y profundo.
Adrián apretó con fuerza —pero no la suficiente como para matarlo— el cuello de David, vio en sus ojos una mirada de deseo y de placer que nunca había visto en ninguna de sus anteriores relaciones, sonrió ampliamente al notar que David lo disfrutaba tanto como él; cuando Adrián aumento la presión en su cuello no pudo seguir soportando el orgasmo que quería explotar en él, ambos eyacularon al unísono soltando gemidos guturales que si no hubiese sido por la música de los 80’s de la vecina, los hubiesen escuchado.
El pene de Adrián se deslizó fuera del ano de David flácido, dejó de apretarle el cuello y se recostó a su lado. David llevo sus propias manos hacia su cuello, volteó la cabeza hacia la derecha y miró a su acompañante, el cual estaba empapado en sudor, el olor a canela se había intensificado.
—Así que no era tu perfume—comentó David mirándole sonriente.
Adrián le miró sin entender a qué se refería, se acercó a él y lo jaló para hacerle colocar la mejilla en su pecho.
David se dejó hacer, cerró los ojos y descansó su brazo en el pecho de Adrián.
— ¿Cómo supiste que me gusta tener sexo con cierto dolor?— preguntó David con los ojos cerrados aun regularizando su respiración con el latido de Adrián.
— Te conozco lo suficiente como para saber eso y más de ti, ¿no te lastimé verdad?—respondió Adrián acariciando la cabeza de David, era la primera vez que lograba realizar ese acto que le parecía sumamente repulsivo, pero el único que le hacía llegar al orgasmo.
— No, seguro me dejaste marcas, pero nada grave, nunca imaginé que te excitaba una práctica así, tuviste suerte que a mí me guste el dolor—dijo David con un tono un tanto somnoliento, se comenzaba a dormir; Adrián se percató, tomo la sábana y cubrió a ambos con ella. Así ambos se quedaron dormidos.
Al día siguiente después de tomar la primera hora de clase se juntaron en la cafetería.
— Y bien, ¿Qué somos ahora?—preguntó David sentándose en la silla de enfrente mirando fijamente a Adrián.
—amo y esclavo— dicho esto le jaló de la camisa y le dio un beso delante de las personas, ocultarse más ya no tenía sentido, después de todo, cada quien vivía su vida a su manera y si estaba mal el ser homosexual o tener ciertos placeres diferentes, no le importaba ya que se sentía bien consigo mismo.
FIN
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"Si quieres conseguir tu insignia, sólo tienes que afiliarte a Clan Fujoshi y seguir los pasos ^3^ ... te esperamos!" |
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